Cupressocrinus pertenece al grupo de los
crinoideos, una subdivisión del grupo mayor de
los equinodermos que incluye estrellas y erizos
de mar, holoturias, ofiuras, etc. Los crinoideos
se conocen vulgarmente como lirios de mar y
poseen un esqueleto macizo de calcita. Fueron
tan abundantes en los mares paleozoicos que sus
restos llegaron a formar grandes espesores de
roca caliza. La mayoría de los crinoideos están
anclados al fondo del mar por un tallo flexible
que en la parte superior soporta una copa o
cáliz del que parten unos brazos diseñados para
filtrar los nutrientes del agua.
Desde un punto de vista anatómico, la estructura
de este crinoideo es bastante robusta, lo que
sugiere un modo de vida asociado a ecosistemas
marinos de alta energía en los que las formas
más frágiles no hubieran podido sobrevivir.
Normalmente, al morir el organismo, todo el
esqueleto se descompone en pequeñas placas de
calcita. Los casos en los que el esqueleto se
conserva articulado son poco frecuentes, lo que
convierte a este fósil en una pieza única. Este
ejemplar vivió en los mares devónicos de lo que
hoy es Alemania hace unos 390 millones de años. |